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  • Foto del escritorCaterina Colantonio

Analizando la fotografía de Parasite: Claves para entenderla y lenguajes escondidos.

Actualizado: 5 mar 2020


Bong Joon-ho, el nombre tendencia del último tiempo. Un aclamado director y guionista surcoreano, que cuenta con reconocidas obras como “Memories of Murder” (2003), “The Host” (2006) y “Mother” (2009), dejó su huella en el mundo de la farándula yankee el pasado 9 de febrero -en la nonagésima segunda entrega de los premios Oscar- conquistando cuatro estatuillas, incluida la de Mejor Película, con su último film Parasite.


Así marcó un hito en la historia de los premios, siendo ésta la primera película de habla no inglesa en lograr dicho reconocimiento, además de ganar previamente la Palma de Oro en el Festival de Cannes con la mencionada cinta.


Parasite –o Parásitos–, una comedia negra que decanta en un drama, donde a lo largo de 132 minutos nos hace reír, nos sorprende y nos angustia. A su vez posee una intencionalidad clara, planteando la lucha de clases como tema central: por un lado, una ingenua familia rica; por el otro, una familia pobre en busca de oportunidades. Las cartas están echadas, solo queda jugar.


Esta dualidad está marcada a lo largo del film y se observa en infinidades decisiones de puesta, en la que todo el equipo técnico se destaca de gran manera, particularmente su director de fotografía Hong Kyung-pyo, quien realiza un trabajo formidable. En la composición de los planos todo está puesto en pos del relato: las líneas. Los niveles. Las escaleras. El arriba y el abajo. La luz y la oscuridad. Los ricos y los pobres.


No es casualidad que los Park vivan en la cima de una colina, donde el resplandeciente sol ilumina constantemente su inmenso parque. Mientras los Kim, en cambio, viven en un semi-sótano ubicado en el bajo de la ciudad, donde su única entrada de luz natural es una ventana cuya vista describe un basurero.


Asimismo, para acceder a la casa de los Park, los Kim deben subir una innumerable cantidad de escalones, donde incluso dentro de la misma se encontrarán con más y más escaleras. En cambio los Kim, para arribar a su vivienda, deberán descenderlas. Hablamos entonces, de un subir y bajar recurrente en la película: Niveles. Los ricos en la cima y los pobres por lo bajo.



Además, el arriba y el abajo se ve reforzado en los movimientos de cámara. En el primer plano, cuando nos introducen a los Kim, la cámara va hacia abajo; luego cuando vemos a los Park, la cámara asciende. Aquí, Bong lo que hace es reafirmar a los ricos en una relación de superioridad, estando éstos por encima de los demás. También podemos agregar que los Park jamás miran hacia abajo, despreciando las clases bajas. Esto se justifica cuando los Kim se esconden bajo la mesa, frente a sus narices y no se percatan, o al no saber que tienen un hombre encerrado en su sótano.



Otra técnica destacable para diferenciarlos es el uso de la iluminación: al pertenecer los Park hacia arriba, estarán siempre iluminados; mientras que los Kim al pertenecer al abajo, siempre estarán en oscuridad.



Las líneas verticales separan a los personajes en los planos a lo largo de todo el film. Dicha cuestión se ve reforzada con una frase que el Sr. Park le dice al Sr. Kim: “No soporto la gente que cruza la línea”. Por más que los Kim se escabullan dentro de una familia rica, sabemos que su movilidad social será siempre la misma: no lograran subir su estatus social.



Esto último se fortalece con el plano final, que es idéntico con el que empieza la película, pero esta vez oscuro con tonalidades frías, y la cámara, por supuesto, bajando. Allí encuentra a Kim Woo, solo e inmerso en la oscuridad.



Bong Joon Ho nos dio con Parasite una maestría de cómo representar la nula ascendencia social que existe hoy en el mundo. Además, nos interpeló como espectadores con una pregunta difícil de responder: ¿Quiénes son los verdaderos parásitos de nuestra sociedad?





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